Hoy vengo a hablaros de una magnífica pieza que hay entre los muros del alcázar de los reyes cristianos de Córdoba. Es un sarcófago de época romana hecho de una sola pieza de mármol blanco que encontraremos en el primer pasillo del edificio, justo después de entrar. No tiene pérdida es el enorme bloque blanco de 2,50 por 1,80 metros que hay al final del citado pasillo. Es cierto que hay que aclarar que no tiene relación ninguna con el edificio en el que está ni con el área donde está el alcázar. Fue encontrado en la zona norte de la ciudad.
Es una pieza magnífica fechada por los arqueólogos en torno al siglo III D.C. Tiene mucha simbología que puede pasar desapercibida si uno no se fija bien en ella. Empecemos con el frontal. Si nos fijamos hay una puerta en el centro de la composición. Esta está ligeramente entreabierta para intentar establecer una conexión entre esta vida y la siguiente, lo que ellos llamaban el hades.
A ambos lados de la puerta tenemos figuras humanas representadas. Hay dos hombres a la derecha y dos mujeres a la izquierda. Al encontrar el sarcófago del Alcázar, dentro solo había restos de dos personas: un hombre y una mujer. Tras el análisis de los elementos representados alrededor de los hombre y mujeres del frontal, la conclusión es que los que fueron encontrados dentro serían el hombre y la mujer en una posición más en primera línea, mientras que los que se encuentran tras ellos tendrían solo la función de ayudarles a cruzar y encontrar el camino.
Como detalle, con una labra menos trabajada que en el frontal, en ambos laterales nos encontramos representados unas figuras de unos pegasos, es decir unos caballos alados, los cuales serían considerados como un vehículo de conexión y una ayuda para cruzar de este mundo al otro que espera tras la puerta.
El sarcófago del Alcázar es una de esas piezas en las que su marcada simbología sobre el mundo romano y sus creencias.
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